A menos de un mes de las próximas elecciones primarias, simultáneas y obligatorias (PASO), el panorama argentino pareciera no diferir en demasía de las vísperas de otras recientes.

No obstante, hurgando más profundamente se pueden encontrar algunas características que las diferencian de las pretéritas: un presidente no peronista a punto de poder terminar su mandato ( sin precedentes desde 1928), un mandatario no peronista con posibilidades de reelección ( no hay antecedentes de ningún tipo) , una fórmula electoral con una de sus postulantes multiprocesada por corrupción, (y pese a ello, con posibilidades de triunfo), acentuada polarización, retroceso evidente de las propuestas de la izquierda ( que habían sido seducidas en su momento por el kirchnerismo), y fundamentalmente este proceso exhibe la ruptura definitiva de la dicotomía peronismo-radicalismo, que gobernó la política por décadas.

Este último es un elemento no menor a tener en cuenta. La irrupción de un partido nuevo – con menos de 20 años en el escenario-, con un discurso diferente por un lado, y la disyuntiva histórica de poder seguir construyendo una base de modernidad en el país, o de retornar a un pasado que ha sido el determinante del lamentable e histórico atraso argentino.

Independientemente de los indudables logros en materia de recuperación institucional, libertades cívicas, estado de derecho, y fundamentalmente la concreción de innumerables obras, inexistentes o paralizadas en la época K, la relación de Mauricio Macri con los votantes está fuertemente regida por dos factores de inmediata repercusión en los bolsillos del electorado: el precio del dólar y el nivel de la inflación, que se condicionan y estimulan recíprocamente.


 

Y el Presidente sube y baja en las encuestas según los números de la inflación y del dólar. Pruebas al canto: la inflación comenzó a bajar, pese a mantenerse aun en niveles estratosféricos. En abril fue del 3,4 por ciento, casi un uno y medio por ciento menos que la del mes anterior. La de mayo fue del 3,1 y la junio, del 2,7, la baja más importante de los últimos tres meses. A la inversa, los números de las encuestas políticas y electorales del Gobierno de junio son los mejores, en lo que va del año, que coinciden con el menor nivel de inflación , aguardándose para julio un nivel más cercano al 2 por ciento . (1)

El riesgo del Presidente no es que sus votantes se vayan con Cristina Kirchner, sino que opten por propuestas como Roberto Lavagna o José Luis Espert quienes si bien en las últimas mediciones exhiben una intención de voto minoritaria, le restarían puntos vitales en una elección tan pareja entre los contendientes mayoritarios. En este contexto, la mayoría de los encuestadores coinciden en que el 80 por ciento de los votantes ya se polarizaron entre Macri- Pichetto y la fórmula Fernández-Kirchner.

Obviamente, existen otras consecuencias de más largo plazo, y no sólo las electorales, cuando se pierde la noción del valor de las cosas: los inversores prefieren no venir o huir y su presencia es esencial en un eventual futuro gobierno.

En este sentido, el ajuste fiscal y la política monetaria están dando algunos resultados. La calma cambiaria y la desaceleración inflacionaria son datos que dan lugar a un moderado optimismo, por supuesto que no exento de riesgos.

En sintonía con este escenario, en su staff report el Fondo Monetario Internacional (FMI), señalaba: “Aunque sigue estando en un nivel alto, la inflación ha entrado en una trayectoria descendente que se espera continúe en los próximos meses. …El actual es el registro más bajo en lo que va del año y refleja una desaceleración de dos puntos respecto al dato pico de marzo afectado por el efecto inicial de la devaluación

Para julio, esperamos que el registro se ubique entre 2% y 2,5%. De ser así sería el menor registro desde mayo de 2018. “(2)
En el mismo sentido convergen los indicadores cualitativos que elabora la Universidad Di Tella (UTDT), tal como el índice de confianza del consumidor (que entre mayo y junio subió 18%, de 34,4 a 40,6) y de confianza en el Gobierno (+22%, de 1,53 a 1,86). (3)

Sin embargo, la continuidad de la actual calma del mercado cambiario está supeditada al resultado de las próximas elecciones. No tanto por la posibilidad de que en esta próxima virtual encuesta preelectoral se imponga la formula opositora Fernández-Fernández, sino por la magnitud de una eventual diferencia en contra del oficialismo.
El Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM), recogido por el Banco Central en junio, por su parte, prevé que el tipo de cambio nominal alcanzaría a $46 en agosto y a 48,8 en octubre para llegar a $50,2 en diciembre.

Cualquiera de las especulaciones -con mayor o menor grado de tecnicismo- son posibles a la hora de vaticinar qué podría ocurrir con el dólar después de las elecciones. Lo que es indudable es que en 2020 se necesitará un plan integral de estabilización consistente, con reformas estructurales pendientes desde hace años, para ganar previsibilidad, generar inversiones productivas y divisas genuinas, retomar el crecimiento y bajar la pobreza.

Las encuestas
Encuestadores serios pronostican que las primarias de agosto terminarán con una ventaja de 3 o 4 puntos para la fórmula Fernández-Kirchner y señalan tres razones para explicar la recuperación de Macri luego de la debacle del mes de marzo.

En primer lugar la ya señalada: la economía. (3)

La segunda razón es política y cultural. Si bien existe decepción con el Gobierno , no habría evidencias que todos esos desencantados votarían la fórmula K. Después de criticar a Macri, suelen denunciar las “mafias” y no se refieren a las grandes mafias de las que habla el Presidente. Aluden a las mafias políticas del peronismo que gobiernan los barrios o el reparto de la ayuda social en los municipios.

La tercera causa estriba en la diferencia entre las campañas electorales. La de Juntos por el Cambio (ex Cambiemos) es unificada y coherente. La excepción sería la de la muy personal Elisa Carrió, que también sería lo que el oficialismo necesita para mostrar también cierta espontaneidad. El kirchnerismo, en cambio, es caótico. Cristina no puede salir con frecuencia, porque le preguntarían más por las muchas causas judiciales que la acechan que por sus proyectos como eventual vicepresidente. Sergio Massa, el primer candidato a diputado nacional del distrito electoral más importante del país, teme el contacto porque debería explicar sus piruetas políticas, y el candidato a presidente Alberto Fernández se enfrenta todo el tiempo con su pasado anticristinista, con los tiempos en que criticaba a su actual jefa política, unida a su exasperación frente a los medios de prensa

La economía
El Fondo Monetario Internacional ( FMI ) revisó el PBI proyectado para la Argentina en este año y en 2020, a pesar de que ratificó su pronóstico de que habrá una paulatina recuperación económica con una merma gradual de la inflación .

En su informe, anunció que el crecimiento proyectado para este año fue revisado a la baja en solo una décima (de -1,2% al actual -1,3%) y elevó su previsión de inflación para 2019 de un irreal 30,5% en la tercera revisión de las cuentas a un 40%. Sin embargo, el organismo espera que el mantenimiento de las restricciones fiscales y monetarias, con menos volatilidad del tipo de cambio y expectativas cambiarias más ancladas, contribuya a una “desaceleración gradual de la inflación por venir”. (2)

A su vez reclamó una reforma integral del sistema tributario para reducir las distorsiones y mejorar la eficiencia, pedido convergente con la necesidad de encaminar a la Argentina a un sendero de competitividad y productividad compatible con la inevitable apertura al mundo. En sintonía con lo anterior, se hace imprescindible una amplia reforma laboral que contemple criterios modernos, que elimine entre otros, gravámenes laborales exorbitantes y litigiosidad excesiva.

Acuerdo Mercosur-UE.
En las últimas semanas se ha concretado un reiterado anhelo del presidente Macri, quien en la reciente reunión del G 20, anunció que se arribó a un acuerdo entre el Mercosur y la Unión Europea , hecho que reviste una enorme relevancia comercial. La UE importó en 2018 (sin considerar su comercio intrazona) 2,3 billones de dólares en bienes, lo que representó el 15% del total de importaciones mundiales de bienes (apenas superada por las importaciones de EEUU) e importó además servicios (desde fuera de la Unión) por 828 mil millones de dólares (19,5% del total mundial, siendo el mayor importador planetario).(3)

Es un mercado extraordinariamente relevante por su dimensión (508 millones de habitantes) y por su poder adquisitivo (ingreso de 36,5 mil dólares per cápita). Además, las empresas de la UE, con 9,5 billones de dólares colocados fuera de sus países, son las mayores inversoras externas en el globo, lo que constituye una enorme posibilidad.

Si bien el acuerdo concederá oportunidades, exigirá reformas críticas, tanto en el plano institucional, en el público y sobre todo en las empresas privadas que les permitan desarrollar atributos competitivos ante la nueva exigencia. La firma del acuerdo significa un paso enorme, pero sólo el primero: el trabajo para ponerlo en marcha recién está comenzando.

El Mercosur, vigorizado tras este logro está dispuesto a acelerar la integración con otros bloques, y dejó asentados los desafíos para los próximos seis meses: cerrar los tratados de libre comercio con el EFTA -que integran Suiza, Islandia, Noruega y Liechtenstein- y con Canada. Asimismo, se estableció el objetivo para acelerar las negociaciones comerciales con Corea y Singapur, así como también la implementación del Plan de Acción de Puerto Vallarta, que habilitó, hace un año, la discusión entre el Mercosur y la Alianza del Pacífico.

En oportunidad de la reciente reunión del Mercosur en la provincia de Santa Fe, donde la Argentina transfirió la presidencia protempore al Brasil, quedó expuesto con claridad el camino que el bloque regional recorrerá hacia el futuro.

 

Las perspectivas
La realidad argentina muestra un escenario cambiante a ritmo de vértigo.

Donde podría haber mucho por ganar. Y mucho más por perder.

El país enfrenta, sin pretensiones de grandilocuencia, una oportunidad histórica, donde se ponen en juego, no sólo un período de gobierno, sino quizás las próximas décadas, la opción de posibilidades reales de transformación para salir del atraso sistémico de prácticamente medio siglo, o perpetuarse en un modelo, que puede conducirnos, quizás ¿a Venezuela?

  • Referencias del diario LA NACION de Buenos Aires, año 2019: (1) 17-7; (2) 16-7; (3) 14-7.
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