En momentos de redactar estas líneas, el Presidente A. Fernandez, acaba de decretar la continuidad de la cuarentena nacional, recibida con serenidad por la población que acompaña mayoritariamente el esfuerzo nacional por controlar al COVID 19.

En este contexto, ocurrió un fenómeno no demasiado previsto más alla de un mes atrás.

El Presidente hacía escasas semanas, había alcanzado  la mayor medición de imagen de todo su mandato. No obstante, en las últimas compulsas habría bajado entre 10 y 15 puntos. (También la de Cristina Kirchner: la gente estaría atribuyendo  su silencio a  oportunismo político, ante la eventualidad de  un mal resultado de la gestión del gobierno.)

En aquella alta valoración presidencial, debían haber influído el manejo que supo mostrar de la crisis y la claridad del mensaje que transmitía.

No obstante,  en la última semana varios hechos oscurecieron la imagen:

–          una investigación periodística alertó  que alimentos comprados por el gobierno fueron pagados con fuertes sobreprecios.

–          Anteriormente el presidente se había enfrentado  inútilmente con empresarios, usando el poco feliz apelativo de miserables, que reflotó en sectores duros del kirchnerismo el sentimiento antiempresarial y clasista que imperó en  su gestión.

–          Millones de jubilados se agolparon  en los bancos para cobrar, poniendo en riesgo la cuarentena, tema muy mal manejado por el Gobierno y que debió haber valido varias  renuncias.

–          La actividad bancaria – inactiva desde el inicio de la cuarentena- debió haber sido incluida dentro de las actividades esenciales. La mínima actividad económica tolerada requiere el funcionamiento pleno del sistema bancario, como el organismo humano necesita su flujo sanguíneo. La corporación sindical  se habría opuesto y el Gobierno dejó hacer.

 

Las instituciones

Algunas luces de alerta:

–          El Poder Judicial en feria (¿por imposición del sindicato de empleados judiciales?), a excepción de actuar para conceder prisión domiciliaria al ex vicepresidente -sentenciado con condena firme-  Amado Boudou.

–          El Congreso no funciona (salvo para proponer disparatados nuevos impuestos). El Presidente ha firmado decretos de necesidad y urgencia, que de no ser  aprobados por una comisión de 16 miembros en tiempo y forma, tendrían  jerarquía de ley sin intervención parlamentaria. No hubiera sido complicado reunir esa reducida comisión, sea en forma presencial o por teleconferencia.

–          La ministra de Seguridad, señaló  que el patrullaje cibernético que realiza  su ministerio serviría también para tomar nota del “humor social” (actividad vedada por ley).  Pese a su posterior parcial retractación, encendió otra alarma.

 

La economia

No existe dicotomía entre salud y economía. Una depresión profunda podría generar un caos social y económico que  terminaría incrementando el número de víctimas fatales, y las medidas económicas aparecen rezagadas.

Así como acertadamente en el inicio de la crisis se creó un comité plural de expertos en salud, está aun ausente el anunciado Consejo Económico y Social cuyo aporte puede ser muy valioso, máxime cuando, entre otras estimaciones privadas, el Banco Mundial pronosticó que la economía argentina caerá en el  corriente año un 5,2%.

 

Cómo se sigue

Transitar esta pandemia cuyo límite temporal es impronosticable, constituye un hecho inédito, nunca imaginado, y por cierto que muy duro.

Las  acciones en materia sanitaria – si bien los especialistas señalan que hubo mora oficial en la provisión para aumentar la cantidad de testeos-  han recibido el apoyo casi unánime de la población, al igual que la abnegada acción de médicos y el personal de salud.

Le cabe a las autoridades persistir en los aciertos,  y tener en cuenta no solo la efectividad de las medidas a disponer, sino preservar al Estado de Derecho y a las instituciones, y por supuesto, al debilitado sistema económico nacional, puesto en jaque por el Covid19.