En la Argentina actual, existe una singular distancia entre aquello que se informa en los medios, sean gráficos o audiovisuales, lo que se omite, y sobre todo, de lo que debería enfatizarse.
Los estudios de opinión mayoritariamente señalan que una gran parte de la sociedad anhela un cambio profundo en el país.
En consonancia, la aprobación de la Ley Bases y el DNU (rechazado en el Parlamento) resultaba fundamental para modificar las condiciones del país sumido en un gran fracaso, como así también para empezar a satisfacer a una enorme mayoría social que reclama cambios profundos, entre los cuales las reformas laboral (también la sindical) y fiscal constituyen pilares para esas transformaciones.
Es en este contexto donde existe desproporción entre lo que se habla y lo que se omite.
Mediáticamente, adquieren mayor notoriedad, a modo de ejemplo y sin que supongan un orden de prelación, los siguientes items:
- Las actitudes personales presidenciales, entre ellas su veta de cantante, lo mismo que sus criticados viajes al exterior
- Los vaivenes del gabinete
- Los reclamos de la oposición y de los piqueteros
- Proclamas varias de dignatarios de la Iglesia (omitiendo el hecho de su virtual silencio en los últimos largos años)
- Las dificultades reales, experimentadas por la población fundamentalmente por los más necesitados.
- Ultimamente, los alimentos almacenados sin distribuir
Por otra parte, no reflejan similar intensidad, entre otras, las siguientes noticias:
- Si bien es cierto que el consumo y la actividad económica se derrumbaron no puede omitirse que la Argentina perdió el 10% de su PBI per cápita entre 2011 y 2023, mientras que en ese mismo período, Chile aumento su PBI per cápita el 14%; Perú, el 26%, y Uruguay, el 20%.
- La enorme proporción de trabajadores sin cobertura social, (en negro), producto de la falta de inversión privada y la rémora de la legislación laboral.
- La desgraciada tercerización y los hallazgos de corrupción en los denominados movimientos sociales.
- La notoria tendencia descendente de los índices de inflación y riesgo país, lo mismo que la normalización paulatina de las cuentas fiscales.
- Respecto a los viajes presidenciales, la importancia de poner en la vidriera internacional al país, cuyo resultado sería la llegada de las imprescindibles inversiones externas para poner en marcha la alicaída actividad económica, único reaseguro contra la desocupación y la pobreza.
- La racionalización del personal en la administración pública, generadores de déficit fiscal e inflación (la Argentina record mundial).
- Las denuncias contra altos mandatarios opositores, ya sea por corrupción, abusos o exhibición impúdica de sus patrimonios o sus vacaciones fastuosas.
- Tampoco cobra demasiada notoriedad el hecho que el actual es el único gobierno que en seis meses de gestión no ha logrado la aprobación de ley alguna, o al que la CGT peronista le hizo paros nacionales más rápido que a ningún otro, además de las ya incontables huelgas de colectivos, trenes, docentes, aeronáuticos, entre otros.
- No se observan menciones sobre el travestismo de varios dirigentes supuestamente cercanos al gobierno, votando en los hechos con la oposición K, cuyo objetivo declarado es entorpecer a la actual gestion.
Finalmente, de lo que se debería hablar más insistentemente, es sobre la imperiosidad de superar un proceso de décadas de atraso y decadencia, largamente deseado por la mayoría silenciosa del país, y propuesto por primera vez por el Gobierno, para lo cual se necesita, sin más dilaciones, la aprobación de las leyes en el Congreso.
Que así sea!