[PERFIL] Fue noticia (La Nación 19-9-24) que : “… en...
Read MoreSeñales auspiciosas en un clima diferente
La sociedad argentina prefirió el cambio, aunque el elegido sea un
interrogante sin respuestas. Con todo, se vive un clima al menos esperanzador.
A pocas horas del histórico comicio del 19 de
noviembre, existen, sino hechos, al menos señales que dan cuenta de la
posibilidad efectiva de un cambio y que abonan la esperanza expresada en la
apabullante votación, para dejar atrás una larga era.
Mientras el actual Ministro
candidato caía vencido por su propia jugada (aquella de construir
una oposición que la dividiera a fin de derrotarla), posteriormente esa idea lo
terminó sepultando bajo una avalancha de votos que acabaría derrumbando su
ambición presidencial.
La sociedad argentina decidió adentrarse en un
tiempo político de cambio, considerando que una alternativa de esperanza aun
sin garantías ni avales, sería preferible a perpetuar una realidad política,
económica y social dirigida al precipicio.
Lo extraño es que el electo mandatario era un interrogante sin respuestas. Su oferta consistió en que él significaba el
cambio y la propuesta de libertad, frente a una sociedad hastiada por las
represiones, la omnipresencia del Estado, supuestamente benefactor, y el aherrojamiento
de la actividad productiva privada, que conducía a la declinación
permanente.
Se viven tiempos extraños. No sólo por las
características del nuevo presidente, claramente particulares, sino por su
carencia de estructura política propia, dada la juventud de su movimiento, y
por su fragilidad parlamentaria
con solo el 20% de la Cámara de Diputados y poco más del 10% del Senado, lo que lo conducirá
indefectiblemente a negociaciones y acuerdos.
Por otra parte, se ha confirmado una vez más la
paradoja del vencido y a la vez triunfador: en este caso aplicable al ex
presidente Mauricio Macri y a la
candidata derrotada Patricia Bullrich, quienes pudieron percibir mucho
mejor que otros el estado de ánimo de la sociedad, al decidir acompañar al
ahora electo Presidente, prácticamente la misma noche de su triunfo en la
primera vuelta, aún con su desazón por la derrota sufrida por Juntos por
el Cambio.
Este rápido y vital apoyo fue decisivo, tal como lo
corroboraron las cifras del balotaje: los votos de Cambiemos fueron
determinantes para el triunfo del candidato libertario. No obstante, el precio
de esa acertada decisión de apoyo no fue menor: Juntos por el Cambio prácticamente implosionó, readquiriendo su perfil
inicial fundamentalmente Pro.
En este contexto, lo sorprendente es que a pocas
horas de concretarse la histórica
victoria liberal, la sociedad comenzó a percibir algunas señales que
abonarían la esperanza depositada en el voto para el Presidente electo, tales
como:
-dar por concluido
el absurdo intento de juicio político a la Corte que se tramita en
la Cámara de Diputados
-elaborar una ley tendiente a lograr
juicios rápidos;
-poner en marcha de manera integral el nuevo Código Procesal Penal Federal,
-derogar la desastrosa actual ley de
alquileres, que ha destruido el mercado de locaciones, impidiendo,
justamente a quienes menos tienen, acceder a una vivienda digna;
Curiosamente, luego de descubierta la operación del
llamado Chocolategate, el juez, tras largas semanas de inactividad, recién hace
prácticamente horas, ordenó numerosas detenciones, entre ellos supuestos
empleados ñoquis que desde 2021 facilitaban sus emolumentos, vía tarjetas de
débito para el financiamiento de la política.
El clima esperanzado, conviviendo con una realidad
económica casi trágica, y donde la inseguridad constituye un flagelo
aparentemente inabordable, constituye la muestra que la sociedad estaba
esperando, imperiosamente, emerger de un Estado omnipresente e ineficiente, y
donde la libertad, la institucionalidad y el respeto a las leyes, puedan
tener plena vigencia.
Que la ilusión se vea concretada, para bien de los
sufridos argentinos.
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