Caracterizar el estado de ánimo mayoritario de los argentinos, obliga a acudir a una serie de adjetivos simultáneos.

Agobio, cansancio, hastío, decepción, indignación, entre otros. No obstante, existe uno que puede describir con mayor fuerza el clima social: desaliento. Por las tropelías que vienen soportando, y también por la dificultad de avizorar un futuro mejor, no sólo por la pandemia, sino a causa de la política y la economía, y donde esta última se encuentra en un estado cercano a la parálisis, acicateado por la proximidad electoral que posterga toda decisión privada relevante.

Por su parte, la campaña electoral  se ha convertido, en manos del gobierno,  en un festival de gastos y erogaciones de todo tipo, entre ellos la creciente cuenta de subsidios estatales a la energía, que podría llegar en 2021 al equivalente de US$ 10.000 millones, según una proyección del Instituto Mosconi, mientras que la importación de gas y combustibles líquidos para generación eléctrica ascendía en los primeros siete meses a US$ 3000 millones.

En ese contexto, han vuelto los conocidos buques regasificadores,  lamentable retorno de esta modalidad, que había sido superada en 2018, a partir  del desarrollo , en ese entonces, de Vaca Muerta.

Sin embargo, con el actual gobierno, a merito de la actual política energética, se  derrumbaron nuevamente los niveles de inversión y producción. (La Nación 16-5-21)

 

Lamentablemente esta involución se produce en un país caminando en retroceso, frente a oportunidades que se le están brindando, en el orden tanto nacional como internacional, en base a  la iniciativa inversora.  

  • Vaca Muerta. Tal el caso del anuncio del presidente del Brasil, anunciando que se estaba negociando con la Argentina para importar gas de Vaca Muerta, para lo cual constituía materia de análisis  la imprescindible construcción de un gasoducto para su transporte. En su momento ese yacimiento podía augurar un aporte enorme a la economía argentina, mientras que en la actualidad, la disminución de inversiones relantizaron su crecimiento.  (La Nación 20-8-21)
  • Litio.A partir de los anuncios del presidente estadounidense  haciendo hincapié en las transiciones energéticas y en la necesidad de avanzar en la fabricación de vehículos eléctricos, no son pocos los que miran las reservas de litio en la Argentina y su potencial. El  Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales (CSIS,), con sede en Washington, publicó una nota de opinión que señala que su importancia como mineral estratégico aumentará exponencialmente para convertirse en un componente esencial para los sistemas de energía limpia del futuro,

El litio duplico su precio entre 2016 y 2018 y se espera que crezca casi ocho veces para 2027. Argentina posee los segundos recursos de litio identificados más grandes del mundo La potencialidad del sector sería enorme. (La Nación 20-8-21)

Resulta obvio que esta posibilidad de expansión sería factible con la participación esencial del capital privado, difícil de imaginar en el actual clima de negocios.

  • Energia renovable. Pocos días atrás, el sistema eléctrico marcó un nuevo récord: el 25% aproximadamente de la demanda total fue cubierto por  este tipo de energía, entre las cuales más del 70, % correspondió a la generación eólica, en línea con el objetivo mundial de reducción de emisiones contaminantes de la atmósfera. (La Nación. 25-8-21). No obstante, además del problema del transporte, gravita fuertemente en el posible desarrollo del sector la inversión y el costo del financiamiento. Con un riesgo país cercano a los 1600 puntos, a la mayoría de las empresas les resulta problemático  conseguir financiar sus proyectos, incluso con los organismos multilaterales. Claro contrapunto de una realidad local lamentable, agresiva hacia la iniciativa privada, estatizante,  e inmovilizadora, frente a las oportunidades que se estarían dilapidando, que podrían contribuir a factibilizar un futuro mucho más promisorio para los argentinos.