Los días previos al acto eleccionario del 27 de octubre tiñeron a la realidad con un clima oscuro.
El desasosiego en el orden local, producto de la puja electoral , el clima de movilización social exacerbado, la estampida cambiaria y la consecuente inflación, junto con los rasgos más rigurosos de una persistente recesión, se vio potenciado por las numerosas opiniones sombrías que llegaban desde el exterior respecto a la crítica situación argentina.

Desde el exterior…
En un duro pronostico el Fondo Monetario Internacional señalaba (1) :
La Argentina se encamina a convertirse este año en el tercero entre los países con mayor inflación del mundo con una suba del costo de vida del 57,3%, el producto bruto interno (PBI) cayendo un 3,1% este año, el desempleo en 10,6 %, con un retroceso de la economía que no se veía desde la crisis financiera global.

Pero uno de los datos más significativo es que pronostica que la inflación aumentará otra vez respecto del año previo, y será una de las más altas del mundo, un deterioro con incidencia directa sobre la pobreza. Sólo dos países aparecen con una inflación mayor a la de la Argentina en los pronósticos del Fondo: Venezuela , con un 200.000%, y Zimbabwe, con un 182,9 por ciento. Detrás de la Argentina aparecen Sudán, con un alza en el costo de vida del 56,9%, y Sudán del Sur, con uno del 35,9 por ciento. Este año, sólo 17 países sufrirán una inflación de dos dígitos, según estas proyecciones.

El Fondo remarcó en el informe que “la contracción en la Argentina continuó durante la primera mitad del año, aunque a un ritmo más lento, y los riesgos en el futuro son claramente a la baja debido al fuerte deterioro de las condiciones del mercado”.
El FMI también acusó el impacto de la política sobre la economía: “En la Argentina, las elecciones primarias de agosto desencadenaron una mayor venta masiva de activos argentinos”, concluyendo : “En particular, la Argentina, Irán, Turquía, Venezuela y países más pequeños afectados por conflictos, como Libia y Yemen, han experimentado o continúan experimentando dificultades macroeconómicas muy graves”.

Por su parte el influyente The Washington Post, en un casi apocalíptico artículo (2) titulaba: “Argentina, en un terrible deja vu de crisis pasadas, se precipita una vez más hacia el abismo económico”.

Con fuertes referencias populares, testimonios y estadísticas, refería: “Los peronistas, los herederos de la compleja maquinaria política populista lanzada en la década de 1940 por Juan y Eva Perón, están listos para un regreso masivo”… en medio de una mezcla tóxica: una coalición de una clase media desilusionada, los jóvenes de izquierda y un pobre cada vez más enojado que afecta a América Latina y que genera los disturbios en los países cercanos: Ecuador, Chile y Bolivia.

En el ámbito local…
La profunda recesión económica se muestra en toda su magnitud en los diferentes campos del quehacer nacional.
La inflación potenciada, los datos récord de pobreza, la indomable suba del tipo de cambio, con su efecto contagio a toda la actividad, caracterizaron un momento electoral particularmente grave.

Un simple dato ilustrativo: La compraventa de inmuebles en la ciudad de Buenos Aires completó su decimosexto mes a la baja: cayó 19% interanual en septiembre pasado, según el habitual informe del Colegio de Escribanos. (3)

Las elecciones
En este contexto, se llevaron a cabo las elecciones el pasado 27 de octubre, con un antecedente de las inútiles primarias (PASO), que habían marcado un rechazo muy profundo hacia el oficialismo.

No obstante, al cabo de dos meses de intenso trajín electoral, los resultados de la compulsa, si bien confirmaron el triunfo de la oposición peronista-kirchnerista, mostraron un resultado que resultó inesperado en muchos sectores, por el amplísimo repunte de Juntos para el cambio.
El resultado electoral dejó una renovada configuración en términos de poder: una democracia que parece ir organizándose alrededor de dos fuerzas que no son partidos, sino coaliciones, cada una de ellas, bien definidas.

No constituyen estrictamente dos bloques, uno en el Gobierno y otro en la oposición, sino que se enfrentan dos mosaicos, y ningún líder tiene, hacia adentro ni respecto de los otros, todo el poder, configuración ésta que podría pensarse virtuosa. Pareciera que el formato que eligió el electorado es una especie de antídoto contra cualquier fantasía autoritaria.

Este escenario configura, al igual que en muchos países de fuerte institucionalidad, un esquema de poder político balanceado entre fuertes conglomerados a ambos lados del centro, que obligarían a una permanente y madura negociación, en un contexto muy complicado.

La economía
La Argentina cierra la segunda década de este siglo con un PBI per cápita equivalente al de 2011 (una torta más chica para más habitantes), baja inversión, nula creación de empleo privado, mayor desocupación, inflación en ascenso, mayor pobreza, elevado endeudamiento estatal, y una tasa de riesgo país en niveles de default (superior a 2100 puntos básicos), que impide renovar vencimientos de deuda o acceder al crédito externo a tasas bajas para financiar inversiones.

Con este escenario y sin margen para reeditar antiguas políticas, la tarea de salir de la actual crisis económica, refinanciar la deuda, bajar la inflación, la pobreza y crecer de forma sostenida será un camino cuesta arriba para el próximo gobierno, pero quedo flotando en todos los discursos electorales, y en los análisis posteriores, la imperiosa necesidad de un acuerdo económico y social para quebrar la inercia de la escalada inflacionaria.

Pacto social
Un pacto social y económico suele consistir en un acuerdo entre gobierno, cámaras empresariales, dirigentes sindicales, gobernadores y quizás algún otro grupo, sobre variables como salarios, tarifas y precios, en un lapso de tiempo determinado. En términos más generales, como un instrumento no monetario para intentar romper la inercia inflacionaria.(4)

Sin embargo, incluso en su mejor versión, los acuerdos sociales y económicos, o más genéricamente los planes que tienen como objetivo principal romper la inercia inflacionaria, tienen varios problemas.

El primero es que, ante su inminencia, los empresarios se anticipan y suben precios antes del congelamiento. El segundo es que suelen involucrar alguna injerencia del Estado en contratos entre privados, como por ejemplo los congelamientos de precios lo cual nunca es bueno en el mediano plazo (dado que aumenta la incertidumbre regulatoria para potenciales inversores). El tercer problema, el que hizo que los acuerdos socio-económicos nunca funcionaran, es que las autoridades terminan confundiendo un instrumento que solo compra tiempo y reduce los costos de la desinflación, con un fin en sí mismo. El país siempre necesita las políticas de fondo hacia el crecimiento.

El actual contexto
Tal como era previsible el largo camino desde la definición eleccionaria, hasta la asunción del próximo gobierno, ofrece un panorama que está lejos de ser lineal, con posicionamientos de los actores y de los sectores sociales y políticos, ante la nueva realidad. Para dar simple cuenta de este escenario, hace pocas horas, un dirigente muy conocido de los movimientos sociales, Juan Grabois, aliado al Kirchnerismo, en uno de sus poco tranquilizadores mensajes, obviamente dirigidos al futuro presidente señaló:”hay mecha corta en la Argentina” y que el futuro gobierno del Frente de Todos “tiene que salir a la cancha con medidas muy claras” para los sectores más vulnerables tales como “redistribuir la riqueza”, subir las retenciones al agro, aumentar el impuesto a los Bienes Personales, eliminar las ” exenciones impositivas injustificadas” e impulsar “una reforma agraria”. (5)

Idas y vueltas sindicales
Días antes de las elecciones, el Gobierno actual, había rechazado de plano la posibilidad de pagar un plus salarial a empleados públicos y maestros antes de fin de año. La negativa reactivó y potenció el reclamo de los gremios que exigen esos pagos extraordinarios para compensar la pérdida de poder adquisitivo del salario frente al avance de la inflación.

La negociación de ” bonos navideños” se convirtió en un clásico de los últimos años, tanto entre empresas y gremios de la actividad privada como entre empleados estatales, como una forma de reducir la brecha entre los aumentos acordados en paritarias y la inflación real.
Con los mismos reclamos, docentes bonaerenses marcharon a Legislatura y a la gobernación provincial.
No obstante, el dia 4 de noviembre, la UPCN , el principal gremio que nuclea al personal civil de la nación, señaló que no exigirá un bono navideño “… porque sabemos que la situación es muy difícil…” (6)

La prensa amenazada

En otro orden, augural de tiempos diferentes para la libertad de prensa, el jefe del sindicato de Camioneros y miembro del secretariado general de la CGT, Hugo Moyano, reclamó que durante el gobierno de Alberto Fernández se evalúe el trabajo de la prensa. Sumándose a la campaña de dirigentes del kirchnerismo tendiente a la creación de una “Conadep” del periodismo, el gremialista afirmó que “hay que revisar lo hicieron algunos periodistas y medios en estos años. Han hecho mucho daño; eso no puede ser gratis”. (6)

En síntesis
Como un resultado inesperado para muchos, las últimas elecciones dejaron una renovada configuración: una democracia que tendiendo a organizarse alrededor de dos fuerzas, coaliciones cada una de ellas, que tiene también su traducción en un equilibrio parlamentario, configura, al igual que en muchos países de fuerte institucionalidad, un esquema de poder político balanceado entre fuertes conglomerados a ambos lados del centro, desalentadores de intentos autoritarios y que deberían obligar a una permanente y madura negociación.
Esta quizás esperanzada luz provee el marco para emerger de la eterna y agotadora crisis nacional. Pero…es condición necesaria mas no suficiente.

Si bien no existe una única respuesta en la búsqueda de resolver la permanente crisis argentina, algunos rasgos básicos deben estar presentes en un programa a implementar que debe contemplar entre otras cuestiones, nueva legislación laboral y previsional, déficit público, tarifas, impuestos, irrestricto respeto al Estado de Derecho y apertura al mundo como fórmula hacia la productividad y la competencia.

* Referencias del diario LA NACION de Buenos Aires: (1) 14-10-19; (2) 24-10-19; (3) 25-10-19; (4) 13-10-19; (5) 4-11-19; (6) 5-11-19.

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