La mirada de los otros

Resulta redundante señalar que la actual circunstancia de la vida argentina, se parangona, lamentablemente, con las peores situaciones, sino la màs difícil que le ha tocado vivir, al menos, en democracia. La fragilidad del estado de derecho, interminables cortes de luz, la inflación desbocada, y la inseguridad ya con visos de total descontrol e impotencia por parte de las autoridades, conformaron un escenario generador de un muy inquietante clima de tensión social, aun no exteriorizado en su real dimensión, pero cuya eclosión podría tener características penosas.
Todos contra todos y la esperanza ausente

“El fundamentalismo es una infección muy difícil de curar. Es como las epidemias que se hacen endémicas….A pesar de las patadas en el c…, de las distancias, de las ilusiones perdidas, de los cuentos que nos metieron y nos meten, de las promesas que se hicieron polvo en el viento, nos merecemos unas vacaciones de todo lo feo, lo malo, lo perverso, de la tristeza que nos persigue, de la realidad de lo que no hay, de lo que se acabó, ….nos merecemos ser felices….¨
¿Lo urgente o lo importante?

La realidad argentina, sumergida en una terminal problemática, ha exteriorizado sin embargo, casi con exclusividad, tres juicios de naturaleza muy distinta: el proceso por la muerte violenta de un joven a manos de una banda de rugbiers, condenados ya ejemplarmente, el homicidio de un niño de cuatro años, cuyas autoras fueron sentenciadas, y finalmente el intento de juicio político iniciado por parte del oficialismo en la Càmara de Diputados contra la Corte Suprema de Justicia.