En el marco de su acostumbrado doble discurso, el domingo electoral el Presidente pronunció dos mensajes contradictorios en un breve lapso, en los cuales siguen ausentes las temáticas que hacen nada menos que al lamentable estado del cuerpo nacional, acosado por la anomia cambiaria, la desocupación, la caída inexorable del poder adquisitivo, la inexistencia del peso como moneda nacional, el avance de la pobreza y la inseguridad, el terror del narcotráfico y el desorden urbano creciente, producto de las múltiples y cotidianas concentraciones, (que impiden el libre desplazamiento de los pacíficos ciudadanos que necesitan acceder a sus ocupaciones) ante la pasividad de quienes deberían asegurar la vigencia del precepto constitucional de ”transitar libremente el suelo argentino”.