En momentos de redactar estas líneas, estarán faltando pocos días para que se lleve a cabo un suceso cívico ciertamente paradojal. Y es que las próximas elecciones denominadas PASO (primarias abiertas, simultáneas y obligatorias), no generan consecuencia efectiva alguna.

En general, las primarias constituyen procesos internos dentro de cada partido o frente , para definir su candidato hacia un acto electoral.

Pero sucede que ninguno de los partidos contendientes en esta próxima elección presenta en la actualidad disputas internas, presentan una sola lista, por lo cual, desde el punto de vista de las candidaturas, ya todo está definido. Es un ejercicio inútil.

Lamentablemente una ley aun vigente propiciada y aprobada en el período kirchnerista, obliga a este ejercicio ciudadano que le cuesta al país una enorme masa de recursos que podrían tener un destino más útil.

Sin embargo, dado que es obligatorio llevarlas a cabo (sería perentorio derogar esta absurda ley de elecciones primarias obligatorias, para dar lugar a procesos internos privativos de cada partido a tales fines), este acto habría de funcionar como una gran encuesta institucional, con vistas a las elecciones del mes de octubre, que sí decidirán quienes serán las próximas autoridades.

Según las últimas encuestas privadas, el panorama refleja una paridad entre los principales contendientes, esto es el peronismo kirchnerista, y el oficialismo, llamado ahora Juntos por el cambio. Los analistas, en promedio, anticipan que el kirchnerismo lograría la mayor cantidad de votos, por un margen de entre el 2 y el 4 por ciento. (1)

Por supuesto que la incógnita se despejará en un ballotage – casi inevitable – pues no se espera que en la primera vuelta exista un ganador .

Se estima que el 80% aproximadamente de la ciudadanía está definido entre los principales candidatos ( los K y el oficialismo) y existiría un porcentaje de votos que optarían por otras propuestas. Entre ellas se inscriben las de Roberto Lavagna y de José Luis Espert, que podrían estar en condiciones de reunir juntos, alrededor del 12 por ciento de los sufragios.

Muchos se cuestionan la razón por la cual estos votantes , ante la eventual posibilidad de una regresión al pasado K, aun rechazando la misma, distraigan una masa de votos que facilitaría una esperanza de emprender un camino distinto, teniendo en cuenta que en el entender de los encuestadores promedio, el 80 por ciento de este segmento potencialmente podría haber optado por Macri.

Por su parte, Macri debe responder por casi cuatro años de gobierno, por sus muchos errores y también omisiones. La herencia que recibió fue ruinosa, pero el Presidente prefirió soslayar su magnitud, al no explicitarla al inicio. A nuestro entender, la decisión no constituyó un acierto. No porque su explicación inicial habría de ser admitida y/o creída por la militancia fanatizada por la propaganda perenne de la “década ganada”, sino porque habría de transmitirle a aquellos que no forman parte de la polarización, los que aún vacilan con su voto, cual era la real situación, y cual podía ser el único camino posible.

No obstante ello, un sector importante de la sociedad que reclama estabilidad económica (dólar quieto y una inflación con tendencia a la baja), lo sigue acompañando, apoyado por la mejor marcha de algunos indicadores económicos, a pesar de los remezones externos a los que se ve sometido el país. La tendencia declinante de los principales índices ha cesado, dando señales en los últimos meses de un cambio de dirección.

Por su parte el contraste con las políticas del pasado K y con los modos de gobernar, la recuperación institucional, libertad de prensa, vigencia irrestricta del estado de derecho, lucha contra las mafias sindicales y la corrupción, diálogo y moderación, constituyen las razones por las que, a pesar de las dificultades económicas, un sector importante de la sociedad estaría otorgando un nuevo voto de confianza al actual gobierno.

El clima inversor arroja señales…
En la Conferencia Anual del Banco Itaú en Buenos Aires el 63,64% de los inversores de Brasil, Europa, Estados Unidos, Chile, Medio Oriente y la Argentina que participaron de su sexta edición esperan que el país “siga en el camino de buscar la convergencia fiscal, reducir la inflación y fomentar los acuerdos de libre comercio”, políticas que lleva adelante el Gobierno. (2)

En tanto, consultados sobre cómo estará la Argentina en 2020, un 56% opinó que “estará mejor”, un 28% que el escenario será el mismo que el actual, un 11% pronosticó que “estará sorprendentemente mejor” y solo un 5 % señaló que estará peor. Por su parte, la Argentina fue el país latinoamericano con las mejores expectativas para el año próximo con un 50% de los votos, seguido de Brasil, con un 44,4%.

Otra vez el litio
Como una simple muestra de las posibilidades reales que ostenta el país, entre las cuales el recupero de la actividad agropecuaria y el desarrollo acelerado del yacimiento de Vaca Muerta son una realidad concreta, un sector que podrá tener enorme incidencia en el futuro nacional lo constituye la explotación del litio llamado el”mineral estrella” por su potencial en industrias como las de baterías y autos eléctricos.

La Argentina es el cuarto productor mundial y el que lo produce a más bajo costo, contando con el 13% de las reservas planetarias , 23 salares con proyectos de explotación en marcha, y 12 iniciativas en exploración.(1) En un evento realizado días pasados en Jujuy, y como muestra del interés en esta explotación,participaron referentes de esta actividad de países como Alemania, Australia, Bolivia, Brasil, Bélgica, Canadá, Chile, China, Finlandia, Francia, Gran Bretaña, India y Estados Unidos.

El futuro
La Argentina es un país milagrosamente dotado de recursos, fortuna que muy pocas regiones en el mundo pueden ostentar.
Estas condiciones naturales deben ser complementadas, necesariamente con el esfuerzo firme y constante del trabajo de los argentinos y un marco institucional acorde con las condiciones competitivas que plantea el mundo moderno.

No obstante, a lo largo de buena parte de las últimas décadas, muchos argentinos han optado por caminos facilistas que los ha llevado a una casi incomprensible situación de atraso y desintegración.

El futuro, en buena parte, depende solamente de su decisión.

* Referencias del diario LA NACIÓN de Buenos Aires: (1) 4-8-19; (2) 6-8-19.

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