[PERFIL] El fenómeno Milei y su posterior y centelleante ascenso...
Read MoreFin de la luna de miel
El fenómeno Milei y su posterior y
centelleante ascenso hasta convertirse en Presidente de la Nación, su
particular e inédito estilo, tanto como su propuesta transformadora, así como
el incremento de su popularidad con muy altos niveles de aprobación, se
encuentran en la actualidad, en una situación algo más complicada.
En el marco de una orfandad legislativa
absoluta propuso en su momento, una serie de transformaciones inéditas a través
de la denominada “ley Bases”.
Los intereses afectados en ese
monumental trabajo, mediatizaron sus alcances, impidiendo plasmarse en las
necesarias disposiciones legislativas.
No obstante, con una dilación de
algunos meses, muchas de sus propuestas pudieron ser transformadas en
realidades, inexistentes en un país hasta esos momentos enfermo de
intervencionismo estatal, producto de conducciones populistas por décadas.
Ni qué decir del denominado “plan
motosierra”, proponiendo despejar el aparato estatal de dependencias,
disposiciones y regulaciones inútiles, las que además de facilitar la vida de
los argentinos, contribuirían al propósito fundamental de erradicar el déficit
fiscal, generador decisivo de la inflación, especialmente agresora de quienes
menos tienen y causa fundamental del atraso y la pobreza.
En un sorprendente año 2024, el proceso
inflacionario, increíble y casi milagrosamente emprendió un sostenido curso
descendente, ante la mirada sorprendida, no sólo de los argentinos (que la han
padecido por interminables décadas), sino por el mundo económico entero, que
observó el proceso desinflacionario local, primero con incredulidad y luego con
admiración, prodigando elogios y portadas en los principales medios económicos.
En este contexto, irrumpe la necesidad
de atender al lamentable sistema electoral argentino, que lleva a votar cada
dos años, en una carrera electoral cuasipermanente, obligando al Gobierno en
ejercicio, no sólo a desempeñar sus necesarias funciones de gestión, sino
también a enfrentar contiendas electorales desgastantes.
Todo ello en el marco de la escasa
representación legislativa propia del actual oficialismo nacional, quien
enfrenta a los tradicionales bastiones opositores, despavoridos al observar que
su espectro de poder corre serios riesgos de amenguar y desaparecer, por mérito
del proceso transformador en marcha.
Ante las cercanías de la próxima
elección, tales representantes del atraso han comenzado, prácticamente desde
los albores del año en curso, a utilizar todas sus armas, apelando a un
complejo entramado construido en los largos años de populismo inútil (sindicatos,
movimientos sociales, sectores universitarios, etc.), intentando no sólo con su
prédica y sus medios de comunicación afines o directamente propios, perturbar
la convivencia normal, ganando la calle a través de estériles movilizaciones,
procurando con menguado éxito producir alteraciones en la marcha normal de la
acción de gobierno.
Por supuesto que a esto se suman los
intentos de bloqueo a las iniciativas oficiales legislativas, algunos de los
cuales casi milagrosamente pudieron ser transformadas en leyes.
En este escenario, y a pesar de las
dificultades se está gestando un fundamental acuerdo con el FMI, que de
plasmarse podría serenar un mercado cambiario inquieto que ha visto alterar la
casi luna de miel vivida a los largo de los últimos tiempos, acuerdo que será
sin duda, de concretarse, la llave para sosegar el nerviosismo y continuar con
el camino de reconstrucción iniciado el año anterior.
Que así sea.
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