Uno de los bancos más grandes en América Latina a través del “BBVA
Research ” presentó su informe semestral sobre el estado de la
economía uruguaya.(Diario el Pais. Uruguay. 12-5-21), que cerró el año
pasado con una caída interanual de 5,9% del producto bruto interno (PIB), esperándose
“un crecimiento bastante más alto para
este año”, mientras que la inflación se ubicaría en 7,2% .
Este nuevo escenario vislumbra la contención de la pandemia mientras
se avanza en la vacunación estimando que se alcance la inmunidad de rebaño
hacia el tercer trimestre del corriente año.
En relación al impulso de crecimiento esperado, según los analistas de BBVA Research, estará
dado por la inversión. “Esperamos que en
2022 podamos hablar de la pandemia en pasado” proyectando un PIB en franco
crecimiento.
Esta breve referencia respecto a la situación del país vecino,
resalta lamentablemente la enorme diferencia en todos los aspectos en su
comparación con la Argentina, que presenta un marco general de incremento de casos y record de muertes.
Minima vacunación.
Minimos testeos, y la reiterada respuesta oficial, disponiendo cierres casi masivos salvo algunas
particulares aperturas.
Su consecuencia
inevitable resultó en el desplome del
PIB que trata de ser justificado por la pandemia, pero que se convierte en una
de las peores caídas en su comparación internacional.
El informe referido habla
de la muy próxima perspectiva de inmunidad de rebaño para el país vecino,
mientras en el nuestro continúa la penuria por el acceso a la vacunación de los
sectores más expuestos.
Señala que la inflación
esperada en el Uruguay para todo el año 2021 sería de 7.2%, equivalente a algo
menos de un mes y medio de la Argentina, donde los analistas estiman un
guarismo anual de alrededor del 50%.
Menciona el estudio que
el impulso al crecimiento estará dado por la inversión, esperada con optimismo
en aquel país, parte de la cual podría ser producto de aquellos capitales que
por la inseguridad jurídica y política huyen de la Argentina.
Mientras tanto, el
discurso oficial en nuestro país se concentra en asignarle toda la
responsabilidad del desastre sanitario, económico y social a la pandemia, y a
un Presidente exhibiendo crecientes muestras de intemperancia y descontrol, asumiendo aun
cuando estérilmente, actitudes autoritarias y amenazantes, cuando no agresiones
que lo llevan en varias circunstancias, a desdecirse o intentar aclarar,
infructuosamente, algún traspié o exabrupto.
En medio de la virulenta nueva
ola de contagios y muertes, no resultó
menos grave el frustrado relevo
de un funcionario de tercera línea del Ministerio de Economía, que ante el
respaldo de la vicepresidente y su brazo político La Cámpora no solo se mantuvo
en su puesto, sino que exhibió al titular del ministerio como vaciado de todo
poder y un mayor debilitamiento político
del Presidente.
En este complicado escenario, la
estrategia que aparenta exhibir el Gobierno, se podría concentrar en las
siguientes premisas:
–
Ganar tiempo para que lleguen
las demoradas vacunas con antelación a las próximas elecciones
–
Volcar todos los recursos
posibles para el conurbano bonaerense, donde se disputará la madre de todas las
batallas electorales,
–
Ahogar a la opositora ciudad de
Buenos Aires
–
Calmar el descontento social
distribuyendo lo que no existe, en base a la emisión descontrolada no importando
los costos. Escapar hacia el futuro.
–
Principal objetivo: mantenerse en el poder para concluir
el total avasallamiento del poder judicial .
La realidad de Uruguay y
Argentina, en el marco de una misma pandemia, evidencia claramente los
resultados de una y otra gestión gubernamental. Realidades y gestión en un
lado, versus relato, ideologización y avance sobre las instituciones,
lamentablemente, en el nuestro.