Se está asistiendo en la Argentina a un despliegue inusitado de actos oficiales inaugurando una sucesión de obras públicas, algunas de ellas de indudable envergadura.

Este festival de nuevas obras de alta visibilidad, principalmente en el área metropolitana de Buenos Aires (viaductos viales y ferroviarios, eliminación de pasos a nivel, estaciones de bicicletas, parquizaciones), y otros menos visibles pero muy  importantes (redes de agua potable y cloacas, mejoras de vías y señalización ferroviaria, extensión de la línea E de subtes, etc.), estaba previsto para ser llevado a cabo en  un clima político y económico muy diferente al actual.

El hecho es que la coincidencia de estas inauguraciones con la campaña electoral buscaba en su momento reforzar la reelección del presidente  Macri, que hace un año y medio el oficialismo descontaba (junto con la de María Eugenia Vidal en la provincia de Buenos Aires y de Horacio Rodríguez Larreta en la Capital Federal). No obstante,  ahora apunta apenas a mejorar sus chances en un ballottage. El  objetivo de que la gestión fuera evaluada por los resultados en términos de bajar la inflación y la pobreza quedó sepultado por el shock cambiario de 2018, que derivó en el ajuste tan temido que retrotrajo el PBI y el nivel general de vida a niveles muy críticos (1).

Las nuevas obras, sin duda,  mejoran la calidad de vida de sus usuarios, pero difícilmente alcancen para que buena parte de la sociedad olvide sus problemas económicos cotidianos, especialmente en los sectores de ingresos medios y bajos.

Aun así, en un país donde las necesidades de infraestructura económica y social son prácticamente infinitas, las nuevas obras públicas no dejan de ser un muy buen argumento para el oficialismo. Lo saben también los gobernadores de distintos distritos que se beneficiaron con los cambios en la coparticipación federal de impuestos de los últimos años, que mejoraron sustantivamente la situación financiera de las jurisdicciones locales.

La realidad, empero,  es que el  malestar social opaca el efecto de esas obras, por más que hayan sido terminadas puntualmente y  que se hayan reducido los costos de su ejecución, comparados con los de la administración precedente.

La real transformación
Las terminales ferroviarias de Retiro, Constitución y Once fueron renovadas y puestas en valor, al igual que 81 estaciones. Desde 2016 hasta ahora fueron invertidas ingentes sumas  en transporte ferrovial de pasajeros (mejoras en seguridad, instalación de 1700 cámaras; incorporación de 24 nuevas formaciones de fabricación nacional, etc).

Por su parte, centenares de miles de habitantes  del conurbano bonaerense accedieron por primera vez a redes de agua potable y cloacas.

No obstante, este impulso se ha visto frenado en razón de la crisis del 2018,  que afectó fundamentalmente  a la inversión pública en infraestructura. El recorte de partidas para nuevas obras es la segunda fuente del ajuste fiscal en marcha (luego del aumento de la presión impositiva). Solo sobreviven los proyectos con financiación de organismos internacionales. Además,  debido al  corte del crédito externo y la suba del riesgo país quedó paralizado el régimen de participación público-privada (PPP), a través del cual empresas privadas aportan financiamiento para la construcción, operación y mantenimiento de obras, a cambio de contratos a largo plazo en dólares.

La campaña
Ya definidas, por parte del oficialismo las principales candidaturas en la Nación , provincia y ciudad de Buenos Aires, con la postulación para la reelección de sus actuales titulares, los ejes de la campaña que sostendrán el presidente Mauricio Macri junto a  María Eugenia Vidal y Horacio Rodríguez Larreta ( quienes gobiernan la provincia de Buenos Aires y la Capital Federal  respectivamente) serían algo parecido a “Realidad (obras), versus relato. Transparencia contra corrupción” (2).

Es por eso que en el acto de inauguración del Paseo del Bajo (una obra monumental concretada en menos de tres años),  mientras Macri se arrodillaba para tocar el asfalto, su frase: “Este pavimento que estoy tocando no es relato, es real”, fue una clara demostración del vector al que apuntará la estrategia electoral. En contraposición, las fotos de los principales medios mostraban a la expresidente Cristina Kirchner , sentada ante un Tribunal  en el banquillo de los acusados, escuchando la lista de delitos por la que se la juzga.

Una de las principales banderas será la ciudad de Buenos Aires. Macri y su equipo de campaña pondrán énfasis para comunicar “la transformación”  (efectivamente verídica) producida en los últimos 12 años. “De una ciudad inundada a tener trenes que parecen que vuelan y camiones que van bajo la tierra”, suelen ser  sus afirmaciones.

Las obras serán una apelación constante: aeropuertos, con Ezeiza como punto destacado, además  las terminales de Jujuy, Iguazú, La Rioja, Mar del Plata y Bariloche. Además, tres proyectos nuevos de Metrobus, extensión  en  la Línea E de subterráneos , etc.

Por otra parte, en el oficialismo  estiman que por fin la crisis ha amainado en su intensidad. Ha transcurrido  la quinta semana sin volatilidad cambiaria y la inflación, de confirmarse los pronósticos, tendría dos meses consecutivos con una tendencia a la baja, que confirmaría su desaceleración.

Los planetas alineados?
La oposición electoral  con la expresidenta fue una estrategia asumida  por el Gobierno,  hasta el 24 de abril de 2018. Ese día empezó la crisis cambiaria y la deseada polarización con Cristina empezó a ser riesgosa.

Tal que, la inicial intención  de asustar al público con la posibilidad de que volviera la ex presidente  para favorecer el voto hacia  Macri, podría producir como efecto negativo una corrida hacia  dólares, con el consecuente deterioro de la imagen del Gobierno.

Cristina se autoproclamó como candidata a la vicepresidencia y se parapetó detrás de la postulación para presidente de Alberto Fernández, quien eventualmente podría  hacer prever  un gobierno más moderado en lo financiero.

Para beneplácito del oficialismo, producido  el anuncio de la fórmula kirchnerista,  el dólar permaneció estable.

Hay quienes imaginan que  Cristina decidió no ser candidata a presidente por la idea  que en caso de acceder al triunfo  debería traicionar  el legado de los primeros y segundos gobiernos kirchneristas -el suyo  y el de su extinto marido-, asumiendo que el próximo turno de gobierno debería, necesariamente, llevar adelante un ajuste, en la contracara de lo que supondría fue una experiencia populista exitosa, durante sus mandatos.

Buena noticia para el Presidente, constituye el hecho que aún no se ha definido  otra figura atractiva en el horizonte de la política, que le hable a sus mismos votantes  (caso del peronismo moderado)  con capacidad de  restarle votos. Y finalmente otra conjunción planetaria favorable consistió en que la Unión Cívica Radical, socio importante en la coalición oficialista, definió en su reciente Convención Nacional, su permanencia en el frente oficial.

Ante esta decisión y tal como se preveía, quedó abierta la definición sobre la candidatura a Vicepresidente en la fórmula oficial, para consensuarla en el seno de la coalición.

El tiempo de definiciones ya se está acelerando y las próximas semanas deberán mostrar un panorama electoral mucho más despejado.

 Y en la economía…
El panorama no es promisorio.

El INDEC informó que el poder de compra general de los argentinos tras la crisis cambiaria de 2018 perdió unos 12 puntos y las ventas a supermercados cayeron 14.5% en el mes de marzo en relación con el año anterior.. Noveno mes con bajas consecutivas.

A su vez las ventas de electrodomesticos disminuyeron 34.2%.

Tras la práctica desaparición del crédito hipotecario, en la  Ciudad de Buenos Aires se concretaron, para el mismo período,  un 54% menos de operaciones de comparaventa de inmuebles y lo mismo está ocurriendo en el ámbito de la provincia de Buenos Aires donde la baja fue del 45% . (3)

No obstante, los analistas estiman que a pesar que en los meses siguientes continuarán los indicadores negativos, resultaría probable que comience un leve repunte cerca de las elecciones, debido a la recomposición salarial a partir de las nuevas paritarias, sumado al arrastre que implican las cláusulas de revisión según inflación, incluídas en distintos convenios laborales.

Otra huelga general.
En este escenario, y como una muestra de la pesada carga que supone ser una dirigencia gremial de espaldas al país y a sus habitantes, se produjo una huelga general que, debido a la ausencia de transporte, paralizó la actividad en todos sus órdenes.

Así, obreros y empleados que no pudieron , contra su voluntad, acceder a sus puestos de trabajo, atención hospitalaria e intervenciones quirúrgicas suspendidas, alumnos que una vez más dejaron de tener clases, fábricas que no pudieron funcionar, son algunas consecuencias de una absurda medida de fuerza que poco favor le hace, a quienes supuestamente dicen proteger y defender.

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