[PERFIL] Fue noticia (La Nación 19-9-24) que : “… en...
Read MoreEl país está atravesando un tiempo preñado de incertidumbre, en un
contexto muy cercano a una crisis, término que debe tomarse, no como
apocalíptico, sino en su tradicional significado de perspectiva de cambio y de
oportunidad para lograrlo.
Cuando la gestión libertaria acaba de
atravesar el umbral de su quinto mes en el poder, un indicador identifica en
estudios de opinión pública que en una mayoría de la población surge la extraña
sensación de combinar una real percepción de crisis con una mayor dosis de
esperanza en que la situación del país habrá de mejorar.
A pesar de ello, también habría indicios de un principio de desgaste en
la relación. Allí se podría interpretar el giro pragmático que adoptó el
Gobierno últimamente, que incluyó la disposición a realizar ajustes en los
proyectos que se debaten en el Congreso, lo mismo que la postergación del aumento de
tarifas de luz y gas, entre otros, todas concesiones económicas que constituyen meros
paliativos.
Los objetivos estructurales, los que le permitirán demostrar si solo es
una administración de crisis o si se cuenta con un plan consistente de
recuperación, dependen de dos variables:
– Salida del cepo cambiario, con más dudas sobre la fecha de
concretarlo, por el riesgo de alterar la actual estabilidad cambiaria.
– Sanción en el Parlamento de las reformas contenidas en el proyecto
de ley Bases, con capítulos
vitales para el modelo de reactivación que imagina el Gobierno, que será un
signo de sustentabilidad del plan.
En paralelo, el exterior sigue brindando un panorama diverso respecto al
actual gobierno: el FMI acaba de aprobar un nuevo crédito, la elite dirigencial
y empresarial extranjera continúa colmándolo de elogios, aun a pesar del
crítico momento que aún está viviendo la Argentina, y en consonancia, algo
similar ocurre en vastos sectores empresariales locales, donde hay quienes
estiman que lo peor de estas nubes se va alejando.
En este contexto, hace pocos días se dio a conocer una investigación
judicial en marcha surgida a partir de diversas llamadas anónimas denunciando
que dirigentes administrando planes sociales tercerizados por el anterior
gobierno llevaban a cabo diversos tipos de extorsiones (asistencia
obligatoria a las marchas de protesta, entre otras) tal como fueron imputados
por la fiscalía, y en perjuicio de la administración pública.
Este hecho, de enorme gravedad, no constituye una novedad, si bien la
diferencia estriba en que las suposiciones públicas se han transformado en
procedimiento judicial formal, permitiendo que los responsables, hasta ahora
sin castigo, asuman sus consecuencias, formalizando su responsabilidad en
perjuicio de los más necesitados al abrigo de la impunidad, y permitiendo
además desnudarlo fehacientemente ante la opinión pública en una de las facetas
de un cuádruple latrocinio social que vivió el país hasta el cambio de
gobierno:
Quizás el actual clima de esperanza, aun ante la muy difícil situación
nacional, estriba en que una parte de los argentinos, por ahora mayoría
electoralmente expresada, deseen erradicar de una vez y para siempre a los
responsables de este cuádruple latrocinio. Que así sea.
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