Otro espejo más, o una lupa agrandada

El resultado de las recientes elecciones en la provincia de Santa Fe vuelve a golpear al oficialismo nacional,  entre cuyas múltiples causas se destacan la virulenta cotización de los dólares paralelos, la ya casi eterna inflación, las huelgas y cortes sorpresivos de rutas y calles, y sobre todo, el crecimiento de la inseguridad y de los índices de pobreza e indigencia.

Adicionalmente, no debieron resultar del agrado de buena parte del electorado, a excepción quizás de los más acérrimos acólitos, un rosario de actitudes desplegadas en los últimos días por el oficialismo en sus diversos niveles, además de su fantasioso relato, que lindan con las peores prácticas, a saber, entre otras:

Acusar obviamente, sin pruebas, a allegados a la oposición de querer boicotear al acuerdo con el FMI.

Tratar de soslayar el escándalo chaqueño de la muerte de una joven, en cuya autoría se encuentran implicados personajes relacionados con el poder provincial, muy cercanos a la órbita nacional.

Otro tanto con su silencio frente a la muerte de una mujer, quien se descompuso en un ómnibus, impedido de transitar por un corte de una ruta nacional jujeña (debía ser controlada por las autoridades federales).

La impúdica intervención de la Inspección General de Justicia a una fundación de una candidata presidencial opositora.

Proclamarse adalides del no ajuste, en tanto éste se viene ejecutando sistemáticamente, aumentando a los jubilados y a los más necesitados por debajo de los índices de inflación.  

Las recientes varias elecciones provinciales, dan cuenta, a su vez, de un cariz, muy peligroso para la democracia, como lo es la creciente deserción de la ciudadanía al fundamental ejercicio del voto.

En todos los casos, la participación del electorado ha disminuido en manera considerable.

Además,  y en el marco de las interminables dilaciones, para el necesario cierre de un enésimo nuevo acuerdo con el FMI, el ministro presidente virtual comenzó a hacer gala, casi en un aparente oxímoron, de un novedoso hiperkirchnerismo y antifondomonetarismo. Demoras que en nada ayudan, y que suponen que de fracasar, el país se podría encontrar de cara con un nada aconsejable default.

Es en este contexto que los trascendidos sugieren un peligroso acercamiento a China como nuevo prestamista de última instancia. Por fuera del costo de un hipotético apoyo financiero chino, tendría un costo superior al doble en materia de tasa de interés, respecto a las que percibe el FMI, el mayor riesgo es el acercamiento estratégico al gigante asiático que ha evidenciado reiteradamente su interés de involucrarse activamente en el manejo de tecnologías de comunicación, en el control de la Hidrovía y de incrementar el vínculo con Argentina en materia de defensa en varios órdenes.

Paradójicamente, frente a los resultados ya concretados de varias elecciones provinciales y a la perspectiva de un cambio de signo de la conducción nacional el año próximo, es que una reciente encuesta realizada entre empresarios argentinos da cuenta de la creencia que podría haber una sustancial mejora de la perspectiva económica en 2024, independientemente de quién sea el próximo presidente, si bien podría no verse traducida de inmediato en nuevas inversiones o más creación de puestos de trabajo, al ser decisiones que requieren todavía mayor certidumbre. (La Nación. 15-7-23)

Existen objetivas razones para factibilizar ese optimismo, entre ellas: normalización climática que implica mayores exportaciones de granos, perspectivas de mejores precios internacionales, gasoducto en funciones (implicaría no sólo dejar de importar, sino posibilidades ciertas de exportación gasífera), litio en gran escala, y por sobre todo, la posibilidad de un cambio de gobierno que permita el desarrollo de la actividad y la inversión privada libre, lejos de los actuales condicionamientos negativos.

En este escenario obvio resulta remarcar, que la actitud de la ciudadanía con su voto en los próximos actos electorales, supone condición esencial para emerger del actual oscuro período institucional que vive el país.

La obligación ciudadana es de todos.