[PERFIL] Fue noticia (La Nación 19-9-24) que : “… en...
Read MoreEl próximo 10 de diciembre tendrá la posibilidad de convertirse en un hito relevante en la vida de los argentinos.
Asumirá un nuevo Presidente la más alta magistratura del país, hecho que ocurre cada cuatro años. No obstante, en esta oportunidad muchos desean (deseamos) que ésta no sea una reiteración de lo ya experimentado.
Desean (deseamos) que este hecho pueda suponer la posibilidad de viabilizar la salida de un estado casi terminal de la realidad económico-político-social e institucional del país, asolado por décadas de destrucción en sus diversos aspectos, nutridas por relatos populistas que encubrían la degradación de la vida de los sufridos habitantes de este bendito país.
Desean (deseamos) que la asunción del nuevo mandatario implique el efectivo fin de una era. Que no suponga ser solo un intervalo de luz democrática, como ha ocurrido en escasos períodos, tras los cuales, por errores propios y condicionamientos ajenos, se hizo posible el retorno populista.
La situación nacional actual, orillando en procesos ya límite, ha llevado a la actual mayoría democrática a votar masivamente por el cambio, expresando su ambición de un país simplemente normal, institucionalmente predecible, donde la aspiración básica fuera vivir en paz, desprovista de la angustia del día a día, lejos de la hostilidad del uno contra el otro (nosotros o ellos), teñida por la característica dogmática de un relato falaz, y con la permanente necesidad de crear un enemigo.
Para lograr ese cambio, se hace necesario que el nuevo Presidente pueda lograrlo.
El primer paso, casi inverosímil, ya fue dado, con el triunfo masivo del 19 de noviembre último.
Cabe ahora emprender el camino de la reconstrucción para el cual harán falta revoluciones en distintos ámbitos:
Para muchos argentinos, esta circunstancia de recambio político podría ser casi su última oportunidad de contemplar una Argentina encaminada a ser un país predecible, lejos de los dogmas, mentiras, enfrentamientos, violencia y atropellos.
Algunos por su edad (los mayores) y otros (los más jóvenes) porque la perpetuación de un país quebrado, no solo por las desgracias económicas (inflación, pobreza, desocupación) y la carencia de oportunidades de futuro, a muchos los obliga a pensar, en una lamentable emigración.
Quiera el destino que el milagro se produzca, y las nuevas autoridades puedan encaminar el cumplimiento del sueño.
Que así sea.
[EL PAIS] Excesiva y a la vez escasa, la cobertura...
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Read More¡Suerte Señor Presidente!