[EL PAIS] Las últimas semanas han dado cuenta de una...
Read MoreArgentina se encuentra en un momento crucial, aunque suene fuerte
el término. A partir de las medidas tomadas por el Presidente Javier Milei,
léase DNU y proyecto de Ley Bases
y Puntos de Partida para la Libertad de los Argentinos (simplificado
“Bases”), podrían definirse los cursos profundos del devenir nacional.
De su aprobación, por supuesto que con recortes parciales producto de la
negociación parlamentaria, dependerá que la vida económica, jurídica e
institucional del país pueda adoptar un curso totalmente diferente al que venía
rigiendo en los últimos largos años.
Se viven jornadas de gran expectativa por el desenlace parlamentario, en
un Congreso que inéditamente, ha
trabajado de sol a luna, más que de sol a sol, como hace muchos años que
no lo hacía.
La oposición y también aparentes aliados critican con vehemencia el
Decreto de Necesidad y Urgencia y el proyecto de Ley Bases, omitiendo el hecho
que durante 16 años el Congreso funcionaba como virtual escribanía de los
deseos omnímodos del Poder Ejecutivo.
En este marco existe ya una gran diferencia respecto al inmediato
pasado: el país se ha tornado más
parlamentario, y también
más federal, al haber adquirido los gobernadores provinciales un rol
mucho más significativo en el trazado de las políticas nacionales.
En este contexto, en los últimos días han ocurrido hechos de gran
significación política y/o jurídica o institucional:
La Argentina se encuentra
en un momento histórico, ante la oportunidad de transformar la
estructura organizativa que la ha llevado a una situación en la cual, a
pesar de un desaforado gasto público, la mitad de la población vive en la
pobreza, a la vez de revalorizar al sector privado como el motor de la
movilidad social, más allá de las dádivas estatales paralizantes, y
posiblitando la imprescindible inversión, recuperando las virtudes de la
meritocracia y del esfuerzo personal.
El Presidente expresó claramente una realidad: que sin reformas profundas, con más de lo
mismo, o con leves modificaciones, no habrìa salida.
Y la juventud, de inicio, compró el mensaje que luego fue apoyado por
más de la mitad de la población en la última elección, y aún lo sigue haciendo.
En las urnas lo consiguió. Falta ver en la actualidad si ante la
evidencia de los profundos cambios que se habrían de producir, sanción de las
leyes mediante, esas mayorías continúan con su resiliencia en un marco de
profundas carencias y problemas económicos en ese tránsito.
La oportunidad de posibilitar ese cambio, existe.
De fracasar en el intento, seguirá transitándose por el camino que ha
llevado al país a los lugares más rezagados del contexto internacional.
Y lo que es aún más grave: para muchos argentinos, esta alternativa se
constituye en casi definitiva, obligando a los más jóvenes a un pensamiento
cada vez más migratorio, y para los no tan jóvenes, en un resignado trayecto
declinante y sin esperanza.
¡Que la posibilidad de la
transformación no se vea frustrada!
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