El 5 de setiembre se cumplieron 1000 dìas del presente, y es de esperar, último gobierno populista en su actual versión K.

En el análisis de esta última etapa, empero, resulta desaconsejable circunscribirse a la misma, sin tener en cuenta el profundo daño que el populismo en sus distintas versiones y a lo largo de más de siete décadas, sea peronismo, menemismo, o kirchnerismo, le ha inflingido al cuerpo institucional de la república.

Desde el imperio de la razón de la fuerza, el uso abusivo de las mayorìas circunstanciales, el desprecio hacia las instituciones de la Repùblica, aluvión comunicacional partidario a partir de los medios, directos o cómplices del  Estado nacional, políticas prebendarías, agresión a la actividad y propiedad privada (a excepción de breves lapsos de institucionalidad), legislación deterioriante de los mecanismos de seguridad social con fines circunstancialmente electorales, intentos permanentes de manipulación de la Justicia, aislamiento internacional a través de política exterior errática o proclive a régimen autocràticos, constituyen algunos de los trazos que en común ostenta el paso de estos regímenes, potenciados por el lamentable actual período gubernamental que ha cumplido sus 1000 dìas en el ejercicio del poder.

Como ejemplo, baste mencionar la desgraciada política previsional que ha llevado al sistema jubilatorio a su quiebra màs absoluta, la manipulación del sistema impositivo generando en algunos casos, exacciones agobiantes para la actividad privada, el manoseo de tarifas de servicios públicos generadores, como en la actualidad, de una importante parte del déficit fiscal, que conlleva inevitablemente al proceso inflacionario màs profundo de las últimas décadas, ataques sistemáticos al poder judicial, inmovilización de la legislatura nacional, a partir de sus ocasionales mayorìas,  o el uso político prebendario de los sistemas de acción social con revestimiento claramente partidario.

Resulta insoslayable el daño producido por la eterna cuarentena, casi única en el mundo, que

disfrazaba la carencia de plan alguno para dirigir los destinos del país, la desgraciada gestión del proceso vacunatorio, privilegiando una vacuna, actualmente en retirada, a despecho de haber desechado por prejuicios ideológicos, contar con màs de una decena de millones de dosis de la aquella màs aplicada en el mundo, (por haber sido uno de los países participantes en los procesos iniciales de desarrollo de la misma).

A su vez, los vergonzosos episodios del denominado Vacunagate, privilegiando con

obscenidad, a personeros del régimen para su vacunación a domicilio, en épocas donde el proceso vacunatorio distaba de estar completo, lo mismo que el triste espectáculo del llamado Olivosgate, con una celebración numerosa en plena residencia presidencial, en épocas donde los traslados y las reuniones eran restringidas en momentos críticos durante la pandemia.

Aspectos èstos que tienen lugar en el marco de un gobierno aparentemente bicéfalo, pero que en la realidad, tal como ha quedado demostrado en la actualidad, supone una abdicación de la figura presidencial, reducida a meros y escasos actos protocolares.

Colofòn de este proceso, lo constituye el alegato fiscal, en el juicio que se le sigue a la

vicepresidente en ejercicio,  histórico independientemente del curso que el proceso pueda detentar, y cuya contundencia ya pertenece a la historia de los procesos anticorrupción, evocando al Manipulite italiano, o al Lavajato brasileño .

Lamentablemente, en este escenario, frente al cual la mayoría democrática de la población espera, angustiada, un cambio, la oposición dista de responder con madurez y generosidad, pugnando, con penosa anticipación, por posicionamientos personales.

Quien esto reflexiona, hubiera preferido describir un mejor cuadro. No resulta posible.

 

Cabe esperar, no obstante, que las fuerzas democráticas reaccionen y se posicionen con la altura  que la circunstancia lìmite del país està exigiendo, en el entendimiento que es imposible pedirle al actual oficialismo un mejor accionar, pues como el escorpión de la fábula, no està en su naturaleza.