En estos albores de 2023, en la Argentina, inmersa en un proceso de disolución institucional y económica prácticamente inèditos, el Presidente está entrando en el último año de su mandato con las peores encuestas que haya tenido un mandatario desde 1983. Cuenta con un gabinete que, por fuera de su virtual parálisis, sus integrantes no parecen tomarlo en cuenta, desde un vital ministro del Interior, soldado de la vicepresidenta y abiertamente enfrentado al primer mandatario, hasta un jefe de Gabinete, más preocupado por su futuro en la gobernación de su provincia, y un superactivo ministro de Economía, ocupado en postergar la explosión de una economía al borde del estallido, y de cuya suerte podría determinarse su futuro político personal.
Este escenario se ubica en un marco de anestesiamiento informativo, que lleva ya mas de dos meses. Por fuera del mundial de futbol, pre y post, el ataque sistematico al poder judicial, la amenaza de juicio político a la Corte suprema, y en la màs reciente actualidad, el juicio por el asesinato en Villa Gesell de un joven a manos de una banda de 8 rugbiers, no existe en la actividad de prensa, sea escrita o audiovisual, prácticamente ningún otro tema, en el contexto de una Argentina acuciada por la inflación galopante, la desocupación, o la violencia de las patotas piqueteras o sindicales entre otras.
Mientras tanto, no se ha hablado demasiado de la reunión de la CELAC, inútil organismo creado por varios regímenes populistas, incluido el kirchnerismo, para oponerse a la OEA, en una reunión que pasò sin pena ni gloria en la Argentina.
Otro de los temas lamentablemente ausente, lo constituye el octavo aniversario del asesinato del fiscal Alberto Nisman, hecho ocurrido a dos días de la presentación de un informe en el Congreso por parte del fiscal, condenando un vergonzoso acuerdo del gobierno K con el régimen iraní, conocido como el Memorandum con Iran, en el cual se exculpaba a Iran de cualquier responsabilidad por el atentado a la AMIA, mutual judía que fue detonada y ocasionò 85 muertos hace ya un cuarto de siglo.
A su vez, poco se menciona ya de la agobiante inseguridad, la inflación record, asi como la absurda maniobra de incorporar al sistema previsional jubilados sin aporte, aumentando aun màs la quiebra del sistema, quizás con el oscuro objetivo de obtener algunos votos por parte de los nuevos beneficiados, asì como sobre la inútil e ineficiente recompra de bonos del Estado ( una gota en el océano. Todos temas ausentes en la pràctica de la verborragica actividad del gobierno, desplegada a través de su vocera o de las fortunas gastadas en la publicidad oficial, ya sea del Gobierno nacional, empresas estatales, Anses o por parte de también quebrados gobiernos provinciales, dependientes en su casi totalidad de los fondos que la Naciòn les transfiere, malgastando los impuestos imposibles que pagan los sufridos contribuyentes para solventar un Estado ineficiente y quebrado.
Así transcurre el drama argentino, con un gobierno demagógico ocupado en repartir subsidios casi indiscriminadamente, desalentando la inversión y ahuyentando la inversión privada. El resultado obligado lo constituye un endeudamiento ilimitado, emisión monetaria desenfrenada, inflación récord en el mundo y las obligadas y consecuentes corridas hacia el dólar, cuyo ascenso es vertiginoso.
En este escenario de dramática realidad, se inscribe la casi inminencia del próximo acto electoral, que genera aún mayores incertidumbres. Difìcil perspectiva.