La historia de la humanidad muestra que reiteradamente ha existido una vinculación directa entre cataclismos sean sanitarios o económicos (pestes, guerras, hiperinflaciones, convulsiones políticas) con el resquebrajamiento institucional. Y en tal sentido, el país podría estar enfrentando un riesgo similar.
Fundamentalmente, y en primer lugar, por la inactividad de los poderes Legislativo y Judicial, resguardo ineludible de la vigencia del estado democrático.
Asimismo, la cantidad de Decretos de Necesidad y Urgencia, máxime sin la convalidación posterior del Poder Legislativo.
Las reiteradas manifestaciones, algunas oficiales, de enfrentamiento clasista.
A su vez, algunos episodios recientes agregan inquietud:
– La solicitud de la vicepresidente de la Nacion a la Corte Suprema, en el sentido que se expidiera sobre la validez de eventuales sesiones remotas del Senado, (cuyo móvil genera preocupación),
requerimiento considerado en general improcedente, hasta por un jurista adicto como el ex juez Zaffaroni.
– El inquietante mensaje en las redes (rememorando otras épocas) de la Directora de Asuntos Jurídicos del Senado, redactora según se informaba, del premencionado pedido, quien advertía ( ¿se puede suponer que con la anuencia de su jefa?): “Es la Corte Suprema quien tiene que decidir ahora si los argentinos vamos a escribir la historia con sangre o con razones. Porque la vamos a escribir igual”, …Fijate de que lado de la mecha te encontrás”. (1)
– La solicitud que el secretario de Derechos Humanos realizara a la Cámara de Casación para que Ricardo Jaime, uno de los casos más emblemáticos de la corrupción K, transforme su actual prisión efectiva en domiciliaria, gestión no consultada siquiera a su superior, la ministra de Justicia, y que no mereció reacción alguna de su parte, ni tampoco del Presidente.
La falsa disyuntiva
Sigue ausente una actitud aperturista institucional y plural para que con la misma celeridad y amplitud con que se ha tratado la crisis sanitaria, el gobierno nacional pueda analizar la enorme problemática económica y social sobreviniente.
Ante la falsa disyuntiva, entre salud y economía omitiendo el segundo término de la opción, cabe reflexionar que el cataclismo económico también cobrará vidas.
Millones de argentinos enfrentan ya una situación casi desesperada y también desesperanzada, ante el abandono que les genera un encierro e inactividad interminable.
En este proceso, las instituciones deben responder.
Es ya perentorio, un amplio y plural análisis de la situación y el diseño de un plan, aun ausente, de posibles salidas ante la encerrona.
Para meditar
Bernhard Schlink, (2) autor del memorable libro “El lector”, en relación con los ejecutores directos de las grandes matanzas nazis, señalaba “…Cuando miro hacia atrás al nacionalsocialismo, lo que más me atemoriza es lo fácil que avanzaron. Teníamos instituciones políticas, universidades, sindicatos, la iglesia, partidos, y eso nos daba la sensación de vivir bajo una sólida capa de hielo. Y llevó solo un año para que todo colapsara. El hielo era mucho más fino de lo que pensábamos. Y actualmente tenemos estas olas de populismo y nacionalismo con tendencias totalitarias … Lo que protege a la naturaleza humana son las buenas instituciones, pero a la vez éstas peligran todo el tiempo. Hay que cuidarlas.”
(1) La Nación. 23-4-20; (2) La Nacíon REVISTA. 18-4-20